Rizartrosis: Síntomas, causas y tratamiento de esta enfermedad degenerativa
La rizartrosis es una enfermedad que afecta la base del pulgar, causando dolor y limitación en la movilidad. El desgaste progresivo del cartílago articular es la principal causa de esta patología, que suele padecerse en mujeres mayores de 50 años. Los síntomas incluyen dolor al realizar actividades manuales, rigidez e inflamación en la base del pulgar, y dificultad para sujetar objetos. El tratamiento abarca técnicas de fisioterapia, medicamentos antiinflamatorios, férulas, terapias complementarias y, en casos más graves, cirugía. Es importante llevar un estilo de vida saludable y prevenir movimientos repetitivos que puedan provocar un mayor deterioro del cartílago.
Indice de Contenidos
Causas de la rizartrosis
Uso excesivo del teléfono móvil
El uso prolongado y excesivo del teléfono móvil puede ser una causa de la rizartrosis. La constante presión y movimiento repetitivo del pulgar al escribir mensajes, navegar por aplicaciones y realizar diferentes tareas en dispositivos móviles puede contribuir al desgaste progresivo de la articulación entre el trapecio y el primer metacarpiano.
Movimientos repetitivos en el trabajo o actividad deportiva
Realizar movimientos repetitivos en el trabajo, como escribir a máquina o utilizar herramientas manuales de forma continua, o en actividades deportivas que implican movimientos repetitivos y de impacto en el pulgar, como el tenis o el golf, también puede desencadenar la rizartrosis. Estos movimientos constantes ejercen presión sobre la articulación y pueden causar un desgaste prematuro del cartílago.
Lesiones previas en el dedo y la muñeca
Las lesiones previas en el dedo y la muñeca, como esguinces, fracturas o luxaciones, pueden aumentar el riesgo de desarrollar rizartrosis en el futuro. Estas lesiones pueden alterar la estructura y función de la articulación, lo que contribuye al desgaste del cartílago a lo largo del tiempo.
Predisposición genética
Algunas personas pueden tener una predisposición genética a desarrollar rizartrosis. Esto significa que tienen una mayor probabilidad de presentar esta enfermedad debido a factores hereditarios. Si hay antecedentes familiares de rizartrosis, es importante estar atento a los síntomas y tomar medidas preventivas.
Debilidad de la musculatura extensora frente a la flexora
La debilidad de los músculos extensores del pulgar en comparación con los flexores puede afectar la estabilidad de la articulación y aumentar el riesgo de rizartrosis. Un desequilibrio muscular entre estos grupos musculares puede generar una mayor presión en la base del pulgar y contribuir al desgaste del cartílago.
Síntomas de la rizartrosis
La rizartrosis se manifiesta a través de diferentes síntomas que afectan la base del pulgar y pueden limitar la funcionalidad de la mano. Estos síntomas pueden variar en intensidad y se presentan de la siguiente manera:
Dolor en la base del pulgar al realizar actividades manuales
Uno de los primeros síntomas que se puede experimentar en la rizartrosis es el dolor en la base del pulgar. Este dolor suele ser constante y se intensifica al realizar actividades manuales, como agarrar objetos o realizar movimientos repetitivos.
Movilidad limitada
La rizartrosis también puede causar una disminución en la movilidad del pulgar. Los movimientos articulares, como el giro o la flexión, pueden volverse más difíciles de realizar debido al desgaste del cartílago en la articulación afectada. Esta limitación de la movilidad puede interferir en las tareas cotidianas que requieren el uso del pulgar.
Dificultad para sujetar objetos
Otro síntoma común de la rizartrosis es la dificultad para sujetar objetos. El pulgar desempeña un papel fundamental en la función de agarre de la mano, y cuando se ve afectado por esta enfermedad, la fuerza y la estabilidad al sujetar objetos pueden disminuir considerablemente. Esto puede afectar las actividades diarias, como escribir, manejar utensilios de cocina o incluso abrir un frasco.
Rigidez e inflamación en la base del pulgar
La presencia de rigidez e inflamación en la base del pulgar es otra manifestación característica de la rizartrosis. Estos síntomas suelen ser más pronunciados después de periodos de inactividad prolongados, como levantarse por la mañana o después de un periodo de descanso. La rigidez y la inflamación pueden dificultar el movimiento y causar molestias adicionales.
Deformidad
En algunos casos más avanzados de rizartrosis, puede desarrollarse una deformidad en la base del pulgar. Esto se debe al desgaste progresivo del cartílago y puede llevar a cambios estructurales en la articulación. La deformidad puede ser visible y afectar la apariencia estética de la mano, además de comprometer aún más su funcionalidad.
Estos síntomas son indicativos de la presencia de rizartrosis y pueden variar de una persona a otra. Ante la aparición de alguno de estos síntomas, es importante buscar atención médica para un diagnóstico adecuado y un tratamiento oportuno.
Tratamiento de la rizartrosis
El tratamiento de la rizartrosis se basa en abordar los síntomas y mejorar la función de la articulación afectada. Se considera un enfoque multidisciplinario que combina diferentes técnicas y opciones terapéuticas. A continuación, se detallan los diferentes aspectos del tratamiento:
Técnicas de fisioterapia: terapia manual y ejercicios de fortalecimiento
La fisioterapia juega un papel fundamental en el tratamiento de la rizartrosis. La terapia manual, que incluye técnicas como el masaje y la movilización articular, puede ayudar a reducir el dolor y mejorar la movilidad. Además, se recomienda la realización de ejercicios específicos de fortalecimiento de la musculatura relacionada con la rizartrosis, como los músculos extensores y abductores del pulgar. Estos ejercicios ayudan a estabilizar la articulación y mejorar su funcionalidad.
Medicamentos antiinflamatorios y analgésicos
En casos de dolor moderado a intenso, se pueden utilizar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) para reducir la inflamación y aliviar el dolor. Estos medicamentos, como el ibuprofeno o el diclofenaco, se pueden tomar por vía oral o aplicar en forma de crema o gel directamente sobre la articulación afectada. También se pueden utilizar analgésicos para controlar el dolor.
Uso de férulas o soportes para inmovilizar la articulación
En casos de rizartrosis más avanzada, se puede recomendar el uso de férulas o soportes para inmovilizar la articulación. Estos dispositivos ayudan a aliviar la presión sobre la articulación afectada, promoviendo su descanso y reduciendo el dolor. El fisioterapeuta o médico especialista indicará el tipo de férula o soporte más adecuado en cada caso.
Terapias adicionales: neuromodulación invasiva ecoguiada, resonancia magnética nuclear terapéutica y terapia magnetotransducción extracorpórea
En algunos casos, se pueden utilizar terapias adicionales para el tratamiento de la rizartrosis. Estas terapias incluyen la neuromodulación invasiva ecoguiada, que consiste en la aplicación de corrientes eléctricas de baja frecuencia en la articulación para aliviar el dolor. También se puede considerar el uso de la resonancia magnética nuclear terapéutica, que proporciona ondas electromagnéticas para estimular la función celular y mejorar la recuperación de los tejidos. Otra opción es la terapia magnetotransducción extracorpórea, que utiliza campos magnéticos para estimular el proceso de regeneración celular.
Cirugía en casos más graves: artroplastia o artrodesis
En situaciones de rizartrosis severa que no responden favorablemente a otras opciones de tratamiento, se puede considerar la opción quirúrgica. La artroplastia es una cirugía que reemplaza la articulación afectada por una prótesis, mientras que la artrodesis puede consistir en la fusión de los huesos que conforman la articulación. Estas intervenciones buscan aliviar el dolor, corregir la deformidad y mejorar la función de la mano y el pulgar.
Es importante tener en cuenta que el tratamiento de la rizartrosis debe adaptarse a cada paciente, considerando factores como la gravedad de la enfermedad, la edad y las características individuales. Además, es fundamental llevar un estilo de vida saludable, mantener un peso adecuado y evitar movimientos repetitivos que puedan empeorar la condición de la articulación afectada.
Estilo de vida saludable y prevención
Para el manejo de la rizartrosis, es fundamental adoptar un estilo de vida saludable, lo cual puede contribuir a reducir los síntomas y prevenir el avance de la enfermedad. A continuación, se presentan algunas medidas que pueden ser de utilidad:
Mantener un peso adecuado
El sobrepeso y la obesidad pueden ejercer una mayor presión sobre las articulaciones, incluyendo la base del pulgar. Por tanto, es recomendable mantener un peso adecuado para reducir la carga sobre esta área y minimizar el deterioro del cartílago. Esto se puede lograr a través de una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico.
Ejercicios para fortalecer los músculos de la mano y pulgar
Realizar ejercicios específicos para fortalecer los músculos de la mano y el pulgar puede ayudar a mejorar la estabilidad y movilidad de estas articulaciones. Algunos ejercicios recomendados incluyen la apertura y cierre de la mano, la flexión y extensión del pulgar, y la rotación del pulgar hacia adentro y hacia afuera. Es importante realizar estos ejercicios de forma suave y controlada, evitando movimientos bruscos que puedan causar dolor o empeorar la condición.
Evitar movimientos repetitivos y actividades que puedan dañar el cartílago
La realización de movimientos repetitivos o actividades que ejerzan una presión excesiva en la base del pulgar puede acelerar el desgaste del cartílago y empeorar los síntomas de la rizartrosis. Por ello, es recomendable evitar dichas actividades o utilizar herramientas ergonómicas que faciliten la realización de tareas sin comprometer la articulación. Asimismo, es importante mantener posturas adecuadas durante las actividades diarias, evitando gestos que sobrecarguen la articulación del pulgar.
La rizartrosis en mujeres mayores de 50 años
La rizartrosis es una enfermedad degenerativa que afecta especialmente a mujeres mayores de 50 años. Esta condición se caracteriza por el desgaste progresivo del cartílago en la base del pulgar, lo que provoca dolor y limitación en la movilidad de la articulación entre el trapecio y el primer metacarpiano.
Las mujeres mayores de 50 años son más propensas a desarrollar rizartrosis debido a varios factores. El envejecimiento es uno de los principales factores de riesgo, ya que con el tiempo el cartílago se desgasta naturalmente. Además, las mujeres suelen tener una predisposición genética a padecer esta enfermedad.
Asimismo, a lo largo de los años, las mujeres pueden haber experimentado lesiones previas en el dedo y la muñeca debido a su estilo de vida o actividades laborales y deportivas. Estas lesiones pueden contribuir al desarrollo de rizartrosis en la edad adulta.
Es importante tener en cuenta que también hay otros factores de riesgo que están relacionados con el estilo de vida. Por ejemplo, el uso excesivo del teléfono móvil y los movimientos repetitivos en el trabajo o en actividades deportivas pueden aumentar el riesgo de desarrollar rizartrosis en mujeres mayores de 50 años.