Rinitis alérgica: conoce todo sobre este padecimiento común en niños
Cuando llega la primavera, es como si el invierno y el verano comenzaran una discusión silenciosa: el tiempo seco y el tiempo húmedo se conmocionan semana tras semana. Este choque de la naturaleza, que mezcla días más húmedos y frescos con días secos y sofocados, puede ser muy perjudicial para las personas que padecen enfermedades respiratorias. Una de las más comunes es la rinitis alérgica.
¿Pero por qué mucha gente tiene una reacción tan fuerte al tiempo seco? A través de la picazón e irritación en los ojos, nariz, garganta y pulmones, el cuerpo reconoce el polvo y reacciona ante él. Todo esto puede desencadenar enfermedades, como la rinitis alérgica y muchas otras.
Es decir, la rinitis alérgica es la respuesta del organismo a un componente considerado nocivo. La nariz actúa como filtro, impidiendo la entrada de agentes que puedan dañar la salud de los pulmones. Sin embargo, las partículas, como el polvo, el polen y el pelo de los animales – que la mayoría de los organismos consideran normal – para el alérgico, son dañinas. De ahí viene el estornudo, la picazón, la obstrucción nasal, la coriza: son síntomas de que el cuerpo está tratando de eliminar al potencial agresor. Algunos casos de rinitis son estacionales y están relacionados con la alergia al polen y a los hongos presentes en el aire, pero la gran mayoría tiene en el arce al mayor villano.
El ácido es un arácnido que se alimenta de restos de alimentos, tejidos, piel humana y animal. El 90% de las personas diagnosticadas con rinitis alérgica son sensibles a un ácido común, presente en el polvo domiciliario. Por lo tanto, se equivoca quien piensa que sólo el polvo visible está lleno de estos microorganismos: están presentes en las fibras de los colchones, almohadas y muebles, porque les gustan los ambientes calientes y húmedos, sin mucha iluminación. El hábito de esparcir o barrer el medio ambiente no reduce la cantidad de ácaros, sólo los esparce. Lo ideal es recurrir siempre a un trapo húmedo. Así mismo, el agua es esencial en esa composición. Para suavizar el polvo en el medio ambiente, es importante utilizar humidificadores y mantener una hidratación estricta.
Durante los días más secos, el médico recomienda que las personas – no sólo las que padecen rinitis alérgica – eviten baños calientes prolongados y el uso aspiradoras de polvo sin filtros de tipo HEPA o de agua. Estos filtros son mejores que los comunes, ya que filtran hasta el 99,9% de las impurezas presentes en el aire que respiramos. El mantenimiento del aire acondicionado también es un elemento importante, ya que los aparatos sin la limpieza adecuada pueden acumular hongos, bacterias y ácaros, provocando así más crisis alérgicas. Mientras que, en el caso de los niños y ancianos, que son naturalmente más sensibles a problemas respiratorios, se recomienda, en caso necesario, la inhalación con solución fisiológica.